«Quién no sabe para donde va, a cualquier sitio al que llegue estará bien, o quizás ya llegó».
Es una frase que suelo utilizar para recordar la importancia de tener un objetivo claro en la vida. En muchas ocasiones comparo el tema de las metas con aquellas situaciones en las que todos nos hemos encontrado alguna vez buscando una dirección.
Conocemos el camino a nuestro hogar, de manera ya casi inconciente vamos allí todos los días, mas cuando nos dirigimos a un lugar en el que nunca nos hemos encontrado antes, hacemos acopio de las herramientas que tengamos a disposición para llegar al objetivo que nos hemos trazado, así tomamos la dirección, buscamos el nombre de la calle, preguntamos a los viandantes o utilizamos los elementos de posición satelital para saber como vamos y cuanto nos queda para llegar al destino.
En la vida en cambio, no solemos tener claro hacía que punto nos queremos dirigir, permitiendo en muchos casos que sin mas, la vida nos ponga en cualquier lugar, donde vamos encontrando la zona de confort, y luego adjudicamos al destino la situación en la que nos encontramos.
Así pues, quisiera con esto dejar una invitación para tomar la dirección de nuestras vidas, determinar con claridad hacía que punto nos queremos dirigir, y no parar hasta encontrarnos allí, evaluando, constantemente con todas las herramientas que tengamos a nuestra disposición en que situación nos encontramos y evaluando que tanto nos hemos acercado o quizas alejado de nuestro destino.
¿ Estas en el lugar en el que realmente quieres estar?
¿ Sientes que hay algún punto en tu vida que quieres alcanzar?
¿ Estás haciendo uso de todas las herramientas que están a tu alcance para lograr tus objetivos?